sábado, 16 de octubre de 2010

LOS TRABAJADORES Y LA PARTICIPACION POLITICA

Los griegos llamaban idiota a quien por voluntad propia se marginaba de los asuntos de la política (aunque negaban tal participación a sus esclavos). Y era que las cuestiones de “la polis” se ubicaban, para ellos, entre las materias más importantes y determinantes de sus vidas. Hoy también lo es: los salarios, las pensiones, la estabilidad laboral, el modelo económico, el costo de los servicios públicos, están determinados por las decisiones políticas.



Antes de la Constitución de 1991, a los servidores públicos se nos prohibía participar en política, aunque en realidad se trataba de una disposición hipócrita que cercenaba el derecho de los trabajadores, de los empleados de base, en la administración pública, pues los directivos siempre participaban y participan actualmente en política. En la práctica, esa fórmula permitía y permite a éstos, utilizar a aquellos, en beneficio de los partidos y candidatos afines al establecimiento y al régimen.



En Colombia desde la promulgación de la Carta de 1991, los servidores públicos que no ostentamos jurisdicción, actividad civil o política u ocupen cargos de Dirección Administrativa, tenemos derecho a participar en política partidista, proselitista y electoral. Sólo que en el ejercicio de éste, como en los restantes derechos, no podemos abusar de ellos, ni violar las prohibiciones.



Quiso el constituyente del 91, que los funcionarios que ejercen jurisdicción y mando tuvieran derecho al sufragio, pero NO a la participación en política partidista, proselitista y/o electoral. Ello para que no pudieran utilizar su condición, en beneficio o en contra de una causa electoral o partidista propia o de terceros. “No es lo mismo un mensajero, una secretaria, o un oficinista como candidato, que un gerente o un director en tales lides”.



Sin embargo, los gremios patronales, que ahora suelen autodenominarse “sociedad civil” participan activamente de la política; FENALCO, Federación de Cafeteros, la ANDI, la ANIF y FEDEGAN, entre otros ponen y quitan ministros, eligen congresistas, apoyan candidatos y financian jugosamente campañas, alterando la democracia para que gestione sus negocios e intereses. Hay que ver cómo una sola empresa, la de los cerveceros, financia candidatos. También lo hacen los gremios de grandes contratistas de la construcción, puertos y terminales marítimos, medios de comunicación. En tales condiciones, que llegue un auténtico representante de los campesinos o de los trabajadores a un Congreso de la República, resulta una odisea, para no hablar de un candidato de los de abajo a la Presidencia de la República: a veces hasta los asesinan al no poderlos silenciar.



WILSON ARMANDO ROJAS SANCHEZ
ESAP IV SEMESTRE

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