jueves, 11 de marzo de 2010

NO HAY QUE CONFUNDIR AMOR CON PERMISIVIDAD


En nuestra generación de padres actuales, endosamos las responsabilidades de crianza de nuestros hijos a terceros y, muchas veces, nos sentimos culpables porque trabajamos todo el día y nuestro tiempo para ellos es muy corto, generando así hijos no muy equilibrados en nuestra sociedad. Cuando crecen sobreprotegidos y no manejan dificultades, donde todo se los ofrecemos y no hay claridad en la comunicación, obtienen las famosas 'ganancias de poder'. Esto nos lleva a la crianza en la permisividad, dejando que nuestros hijos tengan poder para manipularnos a su antojo y nuestra disculpa es 'permitámosles para que no se traumaticen'. Esto nos ha llevado a ser víctimas de ellos, razón por la que deseo invitar a los padres de familia a establecer límites con amor. Es así como se forma una estructura de caos donde buscan el apoyo fuera del sistema familiar base del éxito con nuestros hijos está en el afecto, que hace que formemos hijos llenos de afectividad, que tengan conocimiento de lo aceptado y no aceptado en la familia, sociedad y en los diferentes ámbitos donde se desenvuelvan. El amor sano pone límites; aprueba, mas no es cómplice, y acompaña sin juzgar. Nuestro rol es orientar, es decir, crear reglas no negociables que deben cumplirse y que han sido establecidas de mutuo acuerdo, con base en las prioridades y principios de la familia. Los padres no deben temer a establecer límites. Estos son el saber dónde y cuándo parar y que nuestro desarrollo personal, emocional y social esté determinado por ellos. Nuestros hijos agradecerán esta formación cuando enfrenten las dificultades. Los límites nacen en la familia y los llamamos reglas. No deben ser más de tres, pues en exceso nos confunden y no se cumplen. Deben estar basados en las necesidades del sistema de padres e hijos y en la aceptación del otro. Formar sin límites traerá como consecuencia hombres y mujeres con problemas de comportamiento graves no aceptados por la sociedad. Estas son algunas claves para educar a nuestros hijos Los padres deben educar la voluntad de los hijos y sus sentimientos. Preparar a un hijo para la vida no es satisfacer todas sus voluntades y todos sus caprichos. Enseña a tu hijo a renunciar y a oír "no". No impongas la renuncia, pero llévalo a aceptarla libremente. Señala la razón del renunciar, su valor y necesidad para la vida. Si no aprende ahora a decir no a lo permitido, luego no sabrá decir no a lo prohibido. El exceso de mimos echa a perder a los niños; los hijos muy mimados sufren mucho en la vida. Vivirán siempre alterados e inseguros. El exceso de mimos y de censuras, críticas y castigos es la principal causa de inseguridad en los jóvenes. Los grandes hombres de la historia soportaron pruebas y privaciones en la vida. Poco se puede esperar de los hombres que nunca supieron lo que son privaciones, renuncias y sacrificios. Los que reciben todo en la infancia no sabrán dar nada como adultos. Habla con tu hijo con calma y ten actitudes ponderadas.

1 comentario:

  1. Dr Alvaro, Excelente y muy pertinente. Pecamos con exceso de consentimiento y con el extremo de rigidez

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