sábado, 27 de marzo de 2010

¿DEMOCRACIA = MITAD MÁS UNO?

¿DEMOCRACIA = MITAD MÁS UNO?

Una sociedad como la colombiana grande y compleja comúnmente expresa diferentes intereses que la mayoría de las veces son antagónicos, entonces estamos frente al interrogante de cómo agrupar dichos intereses de forma tal que haya una concertación en donde todos los sectores se sientan representados. Es obvio y natural que exista un pluralismo de pensamientos, de diferentes mundos, por lo que no es posible ponerlos a todos de acuerdo. Para lograr ello se crean medios democráticos donde confluyan los ciudadanos para tomar decisiones que les incumben a todos y que sea en pro del beneficio del interés general. El medio más adecuado, y acostumbrado, es el de las mayorías, cuando todos no se ponen de acuerdo unánimemente en tomar la mejor decisión, que determinan y/o eligen cuál es la guía que se debe tomar para lograr el objetivo común propuesto. Entonces se dice que una contienda democrática la mayor parte es la que decide cómo gobernar pero cabe cuestionarnos si esta mayoría es absoluta, que no siempre es así, porque en unas elecciones eligen o ganan la mitad más uno de los votos según las normas anteriormente establecidas para este fin en particular. Es decir que las medidas o decisiones las determinan las mayorías ganadoras pero dependiendo de cada contexto en particular pueden variar en otras votaciones porque una alternativa que hoy funciona mañana no puede serlo y así sucesivamente. Es un mundo cambiante, dinámico que conforma mayorías y minorías que dependen de sus intereses particulares y expectativas de acuerdo a las circunstancias de modo, tiempo y lugar. Consecuentemente con lo anterior para existir una mayoría debe existir una minoría que tiene derechos y que más adelante puede ser mayoría. Se invierten los papeles en un momento dado porque, obviamente, no hay mayoría sin minoría que es síntoma y/o expresión de una legitimidad que se reclama. Entonces no podemos hablar de una mayoría excluyente porque se disipa la base de una legitimidad porque pierde su norte democrático de la voluntad popular. En todo caso la participación de las minorías es indispensable en las políticas a seguir por las mayorías porque también son una expresión popular que deben ejercer un control político a las decisiones tomadas como un elemento de representatividad y legitimidad democrática participativa que reconozca sus derechos y los incluya en esa política trazada porque tiene que haber una discusión, y a su vez concertación, de compromisos que conlleve a un reconocimiento recíproco e ineludible en el quehacer político cotidiano.

Jorge Enrique Tovar Arias

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